En estos momentos convulsos que vivimos, con forzosos parones en las grandes ligas, muchos aficionados volvemos la vista (aún más) hacia la hemeroteca. En mi caso, hacía sus grutas y cavernas más oscuras y profundas, donde ni los Morlock ni los Fraguel se atreven a aventurarse. Allí purgan sus pecados las escuadras más esperpénticas, implorando a oscuras deidades paganas el olvido ad aeternam de sus encuentros más grotescos. Durante este periplo abisal, millares de ojillos aterrados rehuyen la luz de nuestro candil a medida que descendemos más y más hacia galerías ignotas e inexploradas. Vamos dejando atrás 2ªB, 3ª, regionales, liga de empresas, torneo de Panizo, solteros contra casados... Hasta que bajo polvorientos secarrales levantinos, en un lugar tan alejado del astro rey que casi se podía sentir la respiración del Can Cerbero, escuché un lamento que narraba unas penurias singulares. Decidí acercar mi farol y ofrecerles un poco de luz, a pesar de lo poco prometedor del asunto: cuatro piedras por porterías, un Super Tele por esférico y alguna jeringuilla diseminada por el tortuoso descampado, pero en Peliculasmalas.com somos amantes del riesgo y los asturianos muy echados palante, así que allá vamos...

Escuadrón Pantera, o Panther Squad para los guiris (1984) es un subproducto (aunque lo de sub- probablemente le quede grande) cinematográfico nacido al calor del auge del cine de acción chusco de los 80 (sí, el que más nos gusta). El punto distintivo que llamó mi atención es la sustitución del rutinario macho alfa protagonista por un grupo de aguerridas mozas, encabezadas por Sybil Danning, blonda actriz (¿?) austríaca de la que poco puedo decir (o enseñar) más de lo que ya nos ha ilustrado nuestro compañero Sergi aquí o aquí. Está dirigida por un tal Pierre Chevalier, un fulano francés con un saco de pelis cutres y picantes en su haber que imagino conocerán en su barrio y esas cosas.

En estos casos la confección de las alineaciones imagino que será tirar de lo que vayas encontrando, reclutando lo que pase por ahí y luego repartir a pares y nones. De capitanes la mencionada Sybil Danning y un curioso personaje de nombre artístico Jack Taylor, estadounidense que llegaría a España vía México para pulular por toda clase de cintas patrias de lo más casposo. De las chicas del comando nada que mencionar, suponemos que serían mozas encontradas por los chiringuitos de Alicante que aceptaron ser pagadas con alguna barra libre o entradas para algún concierto de Los Inhumanos. De los antagonistas destacar a Antonio Mayans como el megalómano dictador bananero, otro habitual del cine rancio indígena, y a una tal Karin Schubert como cabecilla terrorista, posiblemente en el papel más “vestido” de su carrera, que derivaría al cine “adulto” poco después.

Del millardo de cosas extrañas, desconcertantes y absurdas que un asturiano puede encontrar al sur de la cornisa y al este del río Deva, el levante peninsular es una de las más enigmáticas e inquietantes. Se nos antoja inexplicable la querencia de tantos españoles y demás chusma euroasiática por esos lugares de calor húmedo sofocante, cuya único alivio consiste en sumergirse en el tibio gasoil que baña sus costas. Lugares donde nada más llegar te aconsejan no beber el líquido que emana de los grifos, porque su supuesto parentesco lejano con el agua aún no está esclarecido; donde no existe el alcantarillado y el más leve orbayu hace necesario el uso de piraguas para navegar entre los bungalows; y por donde pululan por doquier unas criaturas tan grandes como tus sandalias a las que denominan “panderoles”, y de las que los aborígenes te advierten con un críptico mensaje: “algunes volen”. Como los asturianos somos muy osados, todos acudimos allí una (generalmente única) vez en nuestra a vida para examinar tales lugares, tras la cual retornamos apresuradamente a Sanxenxo.

A la hora del visionado lo lógico sería pensar en la práctica ausencia de argumento, y que sus escasos 77 minutos son un mero vehículo para mostrar cachas prietas (lo cual no ha de ser malo a priori), pero no. El argumento existe, y lo delirante de su premisa y sobre todo de su contexto lo hacen hasta divertido, especialmente si eres de la Terreta y puedes apreciar la sutil transformación de Alicante y arrabales en una dictadura bananera con ansias de dominación mundial. Comenzamos con un comunicado de la Nueva Organización de las Naciones (N.O.O.N.), una especie de ONU Hacendado con la bandera de la UE, que nos cuenta unas milongas de un proyecto espacial multinacional de nombre evocador y sofisticado a más no poder: el “Jeep del Espacio” (hubiera molado más “Fragoneta Sideral” o “Conguito Volante”, pero estamos en los 80). Durante el comunicado, la transmisión se corta y aparecen en pantalla unas letras horrendas pintadas de cualquier manera (un crack el responsable artístico) con el logo de “Clean Space”, una organización eco-terrorista vegana y podemita que anuncia el secuestro de la nave y su piloto, y que exige el cese del programa espacial para no llenar el espacio de basura y chatarra que sería muy difícil de limpiar, ya que el Programa Espacial Gitano está paralizado por falta de cobre. Para arreglar el embolao llaman a la Panther Squad, un comando de chicas malas que siempre tienen calor lideradas por Ilona/Sybil, “La Pantera”. Tras unas magras pesquisas (con xiquets rockabillys por medio) se dirigen a la isla de Guasura, presunta dictadura tropical gobernada por el General Carlos, que por lo visto da refugio y apoyo a los ecolojetas perroflautas de marras. Allí contarán con la ayuda (¿?) del agente Frank Bramble/Taylor, un fulano que se pasa el día tomando whiskazos en su chalet y recorriendo la isla de chigre en chigre con su R14 (un funcionario de manual). A partir de aquí es mejor verlo por uno mismo: terroristas garrulos, polipiel a punto de explotar, bikinis del Aldi, estepas y descampados, peleas ortopédicas, persecuciones con freno de mano y hasta quintos a los que les alegran un poco la mili haciendo de extras. A destacar las avanzadas instalaciones aerospaciales de Guasura, sutilmente camufladas como un polideportivo o algo así a medio terminar.

En cuanto a las interpretaciones nada que destacar: las chicas se limitan a lucir palmito y su jefa a sudar la polipiel. Jack Taylor se explaya diciendo tonterías y simulando estar pedo toda la película (lo de simular admite una duda razonable); Mayans/General Carlos hace los típicos aspavientos del dictador megalómano pasado de rosca y los terroristas tienen menos sangre que Fernando Simón de pregonero en las Fallas. En esta peli la interpretación realmente la realiza el contexto, la Terreta. Vista como un publirreportaje la cinta llega a tener un pase, y la representación de la dictadura de Guasura/Alicante llega a desconcertar: aparentemente hay libertad de sobra, nivel de vida, buenas casas, puerto deportivo, turismo, chigres, oferta de ocio... Uno casi llega a simpatizar con el General Carlos como alternativa a las decadentes democracias liberales representadas por N.O.O.N: seguro que su isla hay Seguridad Social, VPO accesible, libros de texto gratis y paguinas curiosas.

En resumen, una curiosidad cinematográfica que, a pesar de las bajísimas expectativas previas (o precisamente gracias a ellas), se dejaría ver en una noche de caloret con una botella de La Señera y una litrona de Font Salem. O dos.