A la sombra del éxito de Star Wars proliferaron en su momento multitud de desiguales cintas de temática estelar. Algunas estaban bien, otras se dejaban ver sin más y las peores eran auténticas abominaciones que producían vergüenza ajena o en los espectadores más condescendientes alguna carcajada. Starcrash, dirigida por Luigi Cozzi, entra por deméritos propios de lleno en esta última categoría. Aviso de la inclusión de diversos SPOILERS aunque por otro lado dudo que a nadie le importe al tratarse de una obra que es casi imposible de tomarse medio en serio.
Efectos especiales cutrérrimos, actuaciones que dan pena, robots de cartón, calvos con la piel pintada y monstruos de papel de plata que se mueven por slow motion en una cutreproducción italiana de escasa hora y media. ¿Se puede pedir más? La respuesta es afirmativa. Tenemos a una guapísima Caroline Munro salvando los muebles con su sugestiva presencia y la música de John Barry, al cual según cuenta la leyenda no le dejaban ver las escenas según se iba rodando la peli para que no se percatara del inmenso tamaño del truño que se estaba cociendo y en el cual iba a inscribir su nombre y su arte (de manera sorprendente, la cinta gozó de un moderado éxito en su país pese a todo).
La película es un amplio compendio de homenajes (manera eufemística de referirse a los plagios descarados) a un abanico de films de aventuras, acción y ciencia-ficción, no solo de esa guerra de las galaxias que llevaba arrasando desde el año anterior. Veremos escenas de la más variada índole: Amazonas luchando contra Caroline Munro ataviadas con tan poca ropa como ella al más puro estilo del Star Trek televisivo; cosas de Flash Gordon y seriales similares; ese heroico y cutre robot que aparentemente fallece declarando su amor al pibón protagonista y siendo correspondido (una trama que hubiese podido dar mucho, ya que el prota masculino, Marjoe Gortner, es un insulso personaje con el carisma de una suela de zapato y ni su sacrificio logrará conmovernos); una increíble máquina resucitadora que no solo devolverá de la muerte por congelación a la chica de la película sino que la dejará perfectamente maquillada, con pelazo Pantene y sonrisa bobalicona post-orgasmo además de muchos más prodigios.
Por lo demás los efectos especiales son los típicos de este tipo de rancioproducciones, con lásers de pacotilla y naves del tente que diría el asturiano, moviéndose de una manera bastante torpe. Es tan abrumadora la economía de medios en los efectos especiales que cualquier otra peli del palo que veas después de ésta te parecerá en comparación una puta maravilla. Hay que decir que existen directores que compensan la falta de presupuesto con detalles, juegos de cámara, imaginación, simpatía o narrativa. No es el caso de StarCrash, donde lo que nos encontraremos es una pobre historia, mal rodada, sin gracia ni chicha, confusa a ratos y bastante caótica en general.
Reiteramos que lo mejor de la peli es la Munro. La bellísima actriz brilla con luz propia y aporta algo de interés al mediocre largometraje. En la mejor tradición de los films de ciencia-ficción de serie B lucirá bonitos modelitos entre los cuales destaca sobremanera un escueto bikini estelar de aquellos que dejan poco a la imaginación, como suele decirse. Luce tan espectacular cuerpazo que no es de extrañar que el director se empeñara en que encabezara el reparto (es de sobra conocido que en el país transalpino se miman mucho esos detalles). Entre otras cosas Cozzi insistió en que fuera la estrella de la peli para homenajear-plagiar una escena de Jasón y los argonautas donde también aparecía Caroline y que, como a tantos otros, también enamoró al realizador.
Además la que fuera chica Bond en La espía que me amó cumple con nota en su rol de Stella Star, curioso nombre más propio de personaje de cine X, o al menos le echa más ganas (Christopher Plummer encarna sin demasiado interés al emperador de la historia en uno de esos rodajes de un solo día, dejando una jugosa reflexión en la última escena bastante irisoria, en plan “hemos logrado restaurar la paz en la galaxia, ahora podemos descansar tranquilos” WTF).
Otro invitado especial que anda por la peli es un jovencísimo David Hasselhoff al que le faltaban unos años para ponerse al volante del coche fantástico. El bueno de Hoff solo aparece cuando nada más queda media hora para el final e interpreta al típico familiar perdido durante una misión anterior al cual hay que encontrar en la actual expedición (muérete de envidia Ad Astra). El villano es Zart Arn (Joe Spinelli) y cumple sin demasiado brillo. Sus planes de conquista del universo son bastante genéricos, sin demasiadas sorpresas. Tampoco resulta en ningún momento especialmente temible.
4.0
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