Saltar al contenido
Peliculas Malas

La Grieta (1990)

11/02/2020

Admitámoslo, Abyss mola. James Cameron es muy puto amo y nos regaló un peliculón que se sitúa indiscutiblemente en la cúspide del malogrado subgénero de sci-fi submarina. Y digo malogrado por varios motivos: en primer lugar, el escaso número de filmes que lo componen; segundo, lo efímero de su popularidad; y tercero y más importante, el salto de calidad entre la mencionada Abyss y las demás cintas del género (enorme, inmenso, “abisal”). Pasaremos de nadar en aguas cristalinas con delfines a bracear en caldos ponzoñosos que atufan a gasoil, literalmente. Pero qué hostias, crecimos junto a la Ría de Avilés y ya estamos aclimataos, así que allá vamos de cabeza.

Hermoso atardecer ferrolano desde el muelle 11 de Navantia... Espera, no, ¿Trondheim, tades parvos? Se preocupan de ponerle matrícula noruega al buga pero no de evitar filmar al Príncipe de Asturias en su amarradero. Muy profesional.

 

La Grieta (1990) es el filme que se sitúa, en mi cosmovisión cinéfila, liderando el segundo escalón del género tras el triunvirato de cabeza: la susodicha Abyss, Leviathan y DeepStar Six. En la práctica ésto no quiere decir mucho, ya que siendo la segunda francamente mala, y la tercera directamente penosa, ya imaginaréis lo que nos podemos encontrar fuera del podio... The Rift, como dicen los guiris, es una película perpetrada por nuestro querido Juan Piquer Simón, director valenciano de gran predicamento en el cine cutre y todo un cachondo elaborando castings (para colarnos aquí a Pocholo o poner a Concha Cuetos en una peli gore hay que ser muy crack).

El reparto es sin duda sorprendente, hasta desconcertante por lo descompensado: un par de marcadores férreos junto a una recua de tuercebotas sin término medio, difícil combinación hasta para el Clemente más iluminado. De protagonista sufriremos a un tal Jack Scalia, una especie de David Hasselhoff Hacendado en el típico papel de machirulo sobrao y rompebragas. Tras él tendremos a dos Señores del Cine, secundarios de la más alta estirpe que sinceramente duele ver metidos en estos fregaos: nuestro añorado R. Lee Ermey que, aun estando en SU papel de milico autoritario, inexplicablemente fracasa con gran estrépito; y nuestro querido Ray Wise con su cara de cabroncete (¡El puto Leon Nash joder!), que estaba recaudando un poco de cash antes de meterse a hacer telenovelas con David Lynch. Después de ésto, bueno, el pozo. A destacar nuestro inefable Pocholo de submarinista, en su debut y única aparición cinematográfica; un tal John Toles-Bey haciendo de inevitable ñigru charrán; Frank Braña, el actor más internacional que ha dado la asturiana villa de Pola de Allande, de ingeniero alemán (¡toma!), y un nieto de Pepe Isbert que pasaba por ahí. Salen un par de mozas, una borde y otra más blandita, ex-algo del prota, pero ni puto caso.

La historia es rotundamente simple, lo cual es hasta de agradecer. Nuestro prota, Wick, se encuentra durmiendo plácidamente la mona en su picadero tras volver del Aquasella, entre botellas de Jotabé y pitos a medio fumar, cuando aparecen unos payos que lo despiertan con una tónica Chués y lo llevan a ver a sus ex-jefes. Resulta que un submarino que Wick diseñó ha desaparecido en el fondo del mar (no me extraña con la pinta de ingeniero que gasta), y le encomiendan una misión de a ver qué cona pasa. El chaval llega al submarino de rescate (también diseñado por él, mal rollo) y nos presentan a la tripulación, de la cual ya comenzamos a sospechar que son un poco garrulos, pero nada grave de momento. Hasta aquí todo relativamente correcto. Entonces nuestra nave comienza su odisea submarina, y con ella el desfase. Tras el rutinariamente “arriesgado” periplo entre hielo, pedrolos y chipirones varios llegaremos a la Grieta, y hasta ahí puedo contar. Tiros, muñecos de goma, sangre, desmembramientos, cartón-piedra, petardos y mucho mucho “film alveolar” (?) sin ton ni son. Realmente hay que verlo para entenderlo, pues de hilarante hasta tiene su encanto. Los bichos y los efectos especiales tienen un sabor tan artesanal y tan de baratillo que casi infundan cariño, con mención especial al bonito sumergible amarillo: si bajamos del trastero nuestro viejo submarino de Playmobil y compramos un par de Mini Milk de Frigo, en la bañera de nuestra casa podremos hacer nuestro propio Extended Cut sin que apenas se note el apaño (ojo, ganó un Goya a Mejores Efectos Especiales, imaginad la competencia). En cuanto a las interpretaciones, lo único destacable más allá del inane (y esperable) tono general es la cagada de Lee Ermey en un papel supuestamente a su medida: ni infunde autoridad, ni respeto, ni nada, llegando a inspirar lástima en algunos momentos. La única explicación que encuentro son los galones de capitán: el Lee que nos gusta rinde más en papeles de chusquero, y con uniforme de oficial no se puede berrar ni blasfemar con el debido decoro.

En resumen, este filme es un claro ejemplo de “Abyssploitation”, surgido a rebufo de tan magno filme y que trata, con mayor o menor fortuna y presupuesto, aprovechar la coyuntura de un público receptivo a esta original premisa y tal y cual Pascual etc... Qué cojones, sale Pocholo, y esta es la única razón por la que me he calzao este truño y estoy perpetrando esta reseña. Pa qué engañarnos.

Vinimos pa ver a esti gallu, a la peli que le den

BONUS TRACK: aquí tenemos los güevos asín OO de gordos

Ficha IMDB

La grieta (1990) Action, Adventure, Horror | 83min | 26 July 1990 (West Germany) 4.7
Director: Juan Piquer SimónWriter: Juan Piquer Simón, Mark KleinStars: Jack Scalia, R. Lee Ermey, Ray WiseSummary: An experimental submarine, the "Siren II", is sent to find out what happened to the "Siren I", which has mysteriously disappeared in a submarine rift. Things go awry when they begin to find things that shouldn't be there. Written by Luis Carvacho <lcarvach@lascar.puc.cl>

Photos


See all photos >>

0 0 votes
Article Rating